9.4.08

X. (IX). Estado Imperialista

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CAPITULO IX

EL ESTADO IMPERIALISTA

1. Concepto inicial de imperialismo


La palabra imperialismo tiene su origen en el vocablo latino "imperium", que quiere decir "dominio, mando, alteza, autoridad".

En la historia política tradicionalemente ha significado: estado gobernado por un emperador; estados sometidos a una soberanía común; y, por extensión, Estado de gran potencia, aún cuando el mandato no sea ejercido por un emperador. Estas definiciones, aunque adecuadas etimológicamente para expresar el concepto de dominación superior, no se ajustan, en su totalidad a los procesos de cambios de la historia universal, ya que justamente el vocablo tiene significado doble:

a) En el sentido tradicional, que es el contenido en las definiciones apuntadas, significa "política exterior" caracterizada por las conquistas coloniales, el militarismo y el sojuzgamiento de otros Estados; por la vía militar, son ejércitos permanentes al servicio del Estado imperial;

b) En sentido económico, el término imperialismo significa "la fase superior y final del capitalismo", cuyas características generales son: la concentración de la producción y el capital en pocas manos y la sustitución de la libre competencia o concurrencia por el dominio de los monopolios.

Examinemos a grandes rasgos estas dos acepciones.

2. El imperialismo en la acepción de la política exterior

Es sabido que en su origen los Estados eran constituidos por pequeñas ciudades que con el crecimiento de los trabajos manuales y del comercio se fueron agrandando y creciendo en importancia económica y poder político, por lo cual se vieron obligados a extender su radio de acción expandiéndose por medio de la conquista y la dominación militar de otras ciudades-estados, territorios y poblaciones, a quienes imponían sus leyes, sus costumbres y tradiciones. Esta fue la forma de cómo se constituyeron los antiguos imperios (Egipto, la India, China, Babilonia, Caldea, Asiria, Persia, Macedonia, Grecia, Roma, etc.) que pertenecieron a la forma de producción esclavista; los medievales de los merovingios y carolingios de forma feudal, en Francia, etc. Y el español, británico,portugués, frances, holandés, danés, alemán, etc. en la época moderna.

Esta secuencia histórica nos sugiere la idea de que todo el proceso económico como forma estructural y político como forma subordinada a aquella estructura culmina en su fase superior en la figura del imperio luego a la economía aldeana, enseguida a la empresa local y nacional y finalmente a la conquista de otros mercados de donde surge la "colonización" de otros territorios terminándose por el sometimiento de éstos y de sus habitantes.

En la época del capitalismo, en sus inicios, se dio la forma de producción manufacturera que dio origen a la llamada "acumulación primitiva de capital", la que sirvió de base para el afianzamiento de las grandes fortunas o capitales que dieron fundamento a la era mercantilista del capitalismo.

La necesidad de más amplios mercados que los nacionales de la Europa que recién se despertaba de su sueño medioeval, hizo que, las potencias marítimas de entonces (España, Portugal, Inglaterra, Francia, etc.) se dieran a la tarea de conquistar territorios en todo el mundo cuya parte occidental había sido descubierta por Cristobal Colón en 1492. En Africa, Asia, Oceanía, Australia, Europa y América se enseñoreaban las grandes potencias marítimas de entonces ávidas de dominios coloniales para adueñarse de sus riquezas, llegando muchas de ellas con criterios racistas hasta el exterminio de la población nativa como sucedió en los territorios del Canadá y Estados Unidos, colonizados por los ingleses.

De la manufactura pasaron los países avanzados Europeos, a la revolución industrial (1748 en Inglaterra y 1820 en Francia) lo que amplió y desarrollo la producción, hizo más activo el comercio y amplió la necesidad del crédito y volvió indispensable la función de los bancos para el otorgamiento de los créditos, es decir, de los préstamos. Esto último ocurría ya a principios del segundo cuarto del siglo XIX (1825).

Ya a principios del último cuarto del siglo mencionado (1876), el capitalismo estaba definitivamente desarrollado, de modo que los grandes monopolios o grandes asociaciones capitalistas como los trust, los cartels, consorcios y oligopolios quebraban con la competencia a las pequeñas y medianas empresas de toda clase y volvían con más exigencia los ojos hacia los dominios coloniales de las potencias rivales. Había nacido en la historia, una nueva era imperialista cuya dominación se confirmó con la guerra hispanoamericana (1898) y la guerra anglo-bóers en Africa (1877-1906). A diferencia de los anteriores imperios, ahora no se trataba de la simple colonización de tierras o de sometimiento de poblaciones indígenas por la mano militar; se trataba de una nueva forma imperial: el dominio del capital financiero.

Se ve, pues, que aún cuando muchos Estados se llaman democráticos, ya sea como monarquías constitucionales como en Inglaterra, Francia, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Noruega, España, Portugal o monarquías absolutas como las de, Austria, Alemania, Rusia Zarista, Japón o repúblicas constitucionales como los Estados Unidos de América, etc. Estos estados han sido y son imperialistas porque han tenido y conservan extensos territorios dominados conforme la idea tradicional y además por la penetración en otros por la exportación del capital financiero en forma de emprésitos.

3. El imperialismo en la acepción económica

En relación con la segunda acepción hagamos un esbozo de lo que es el imperialismo en su conceptuación contemporánea, es decir, como etapa superior y última del capitalismo.

a) En su análisis sobre la sociedad capitalista, Carlos Marx y Federico Engels, demostraron que la libre concurrencia engendra la concentración y la centralización de la producción; y que estas dos últimas, en su fase final de desarrollo, conducen al "monopolio". La libre concurrencia consiste en la facultad que tiene todo individuo o empresario de competir en el mercado interno con los demás individuos para buscar la ganancia en su negocio. Esta libre concurrencia o competencia surgió en el seno de la sociedad feudal que había llegado a una forma de monopolio de la riqueza en manos de la nobleza: los artesanos, en las ciudades medievales, lanzaron su grito de libertad, lograron la autonomía de las ciudades y conquistaron, a base de luchas sociales, el triunfo de la burguesía como clase económicamente dominante estableciendo el régimen capitalista cuya base inicial fue esa libertad: la libre concurrencia.

La concentración es el cremiento del capital por la capitalización de la plusvalía producida por la explotación del trabajo no pagado al obrero.
La centralización es la reunión de los diversos capitales individuales en uno solo: esta reunión es el "monopolio". Los monopolios tienen diversas formas y reciben los nombres de consorcios, trust, cartel y oligopolios. Es el capitalismo desarrollado al máximo.

Marx demostró la tendencia histórica del capitalismo hacia la "acumulación", observando desde sus inicios, como hemos indicado, la "acumulación primitiva del capital", anunciando de esta manera, el advenimiento del capital financiero monopolista, concentrado en pocas empresas y éstas, a su vez, apuñadas en pocas manos de propietarios.

Marx hizo la apreciación de contradicciones que evidencian que el capitalismo, en su evolución, se niega a sí mismo: por una parte afirma la propiedad individual (la propiedad privada), pero al concentrarse en pocas manos niega aquél principio; y luego, este monopolio (como propiedad privada) lleva en sí la fatalidad de su destrucción al verificarse su expropiación por las masas que instaurarán de manera definitiva, la propiedad social.

b) Las ideas de Marx y Engels fueron desarrolladas por Vladimir Illich Ulianov o Nicolás Lenin, quien en su obra "El Imperialismo, fase superior y última del Capitalismo" enuncia las características de esta etapa así como sus consecuencias políticas y sociales en la sociedad contemporánea.

Dice Lenin: "El imperialismo es el capitalismo al llegar a la fase de su desarrollo, en que se instaura el régimen de los monopolios y del capital financiero, en que la exportación del capital adquiere una importancia considerable, en que comienza el reparto del mundo por los trust internacionales y se pone fin a la distribución de todo el territorio del planeta entre las principales potencias capitalistas".

El imperialismo, es, pues, la etapa monopolista del capitalismo, y a la vez, su fase superior y última, como una consecuencia lógica e histórica del proceso acumulación, concentración y centralización del capital. Pero dentro del capitalismo coexisten la libre concurrencia o competencia en el mercado y la tendencia a la acumulación (concentración y centralización monopolista) lo cual da lugar a una intensa y feroz lucha en el mercado, de las empresas entre sí y con los monopolios, lo mismo que estos contra aquellas y con otros monopolios nacionales y con los de otros países desarrollados. Cada monopolio trata de dominar y conquistar, en lo posible, el mercado nacional y el internacional. Este proceso trae por consecuencia las guerras por el reparto de territorios (Anglo-Boers, Hispanoamericana, de los Balcanes, Primera y Segunda Guerra Mundiales); la agudización de las crisis industriales y económicas (las crisis sociopolíticas, etc.).

c) En la fase imperialista o monopolista del capitalismo, tiene dominio hegemónico el "capital financiero" que se opone al capital agrario, industrial y comercial. El capital financiero es el destinado a préstamos o empréstitos; es el capital usurario o usurero, el capital que devenga "intereses". A estos intereses se les da el nombre jurídico de "frutos civiles" igual que la renta de los alquileres.

Los bancos sirven de intermediarios para llevar a cabo la contratación de los préstamos (capital prestado, intereses, plazos, forma de pago, garantías, etc.). Los bancos, como representantes o intermediarios de los prestamistas, a la vez que verifican los préstamos, operan como organizadores de la industria y del comercio de cada país y esta organización del conjunto de la producción es cada vez más fuerte cuando más sólida es la concentración bancaria.

La política del capital financiero persigue tres finalidades:

i. La creación de un territorio económico tan vasto como sea posible

ii. La defensa de ese territorio contra la concurrencia extranjera por medio de barreras aduaneras;

iii. La transfromación de ese territorio en campo de explotación por los monopolios del país.

Esta política del capital financiero ES EL IMPERIALISMO.

d) Las consecuencias de esta política del capital financiero son las siguientes:

i. La expansión del territorio económico por los consorcios, monopolios, trust, cartels u oligopolios (es decir las asociaciones monopolistas) de la nación y las regiones agrarias como mercados de materias primas;

ii. Incremento de los mercados de venta;

iii. Incremento de la esfera de inversiones de capitales;

iv. El aplastamiento de la concurrencia extranjera por medio de una férrea política aduanera nacionalista y proteccionista;

v. La obtención de plusvalía;

vi. Poner en movimiento al ariete del "dumping" o sea el boicot a la mercancía rival nacional o extranjera (el abaratamiento de la mercancía hasta con pérdida de costos para quebrar en la competencia al contrario). Todo el engranaje del sistema contribuye a acrecentar y a afianzar los beneficios de las empresas monopolísticas.

e) En este rol están involucrados como Estados imperialistas todos los países altamente desarrollados o industrializados, aunque se denominen "repúblicas democráticas" en su estado actual como los Estados Unidos de América, Francia, Italia, Alemania Occidental, Austria y Portugal; o monarquías constitucionales como Inglaterra, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Japón, etc.. Son Estados imperialistas y su política es de la explotación de los pueblos mediante el saqueo de sus materias primas, la de mantenerlos en el atraso industrial y económico y la de imposición de una política neocolonialista de sumisión al yugo de la metrópoli imperialista por medio de un sistema militarista que reprime las libertades de los individuos y de los pueblos.

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